Con el llamativo estampado de su pelaje y su imponente talla, las jirafas son un icono de África, aunque no han sido objeto de demasiados estudios científicos. Hoy los investigadores alertan de un dato preocupante: las poblaciones del continente han pasado de unos 140.000 individuos a menos de 80.000 durante los últimos 15 años, según la Fundación para la Conservación de la Jirafa (GCF).
Enormes y de movimientos lentos, las jirafas «ofrecen un blanco fácil y carne en abundancia» a los furtivos, afirma el director ejecutivo de la GCF Julian Fennessy, en especial en la República Democrática del Congo, país devastado por la guerra. Las manadas también menguan a consecuencia de la destrucción del hábitat y de los cazadores que satisfacen las demandas supersticiosas de algunas tribus, convencidas de que ingerir cerebro de jirafa inmuniza contra el VIH. Con todo, matiza Fennessy, hay esperanza en el futuro. «No estaríamos haciendo nuestro trabajo si creyésemos que ya es demasiado tarde.»
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